MUSEO LEGISLATIVO
 En la pintura se representa un paisaje fluvial al atardecer.  El río amplio y sereno ocupa gran parte de la composición. El agua refleja el cielo y la luz del atardecer, creando tonalidades plateadas, azuladas y doradas que fluyen suavemente en la superficie. Se encuentran varios botes en el agua: En el centro-izquierda de la imagen, se observan varias embarcaciones de madera, amarradas cerca de la orilla. Una de ellas parece ser una especie de bote-casa, con una pequeña estructura techada. Las embarcaciones son largas, estrechas y están pintadas en tonos oscuros, probablemente utilizadas para pesca o transporte. En primer plano, a la izquierda, se ve la orilla del río, cubierta de vegetación baja y tierra húmeda. Este primer plano guía la vista hacia las embarcaciones y, más allá, hacia el horizonte.  Al fondo se alzan montañas suaves, cubiertas de niebla o sombras de la tarde. El cielo está parcialmente nublado, con claros de luz que se filtran entre las nubes, sugiriendo un atardecer en transición, donde el sol se oculta tras el relieve. Predominan los tonos azules, grises, ocres y verdes apagados; reflejos dorados del sol sobre el agua, contraste entre la luz del cielo y la oscuridad de las montañas y las barcas.

RUIT HORA

Técnica: Pintura - Óleo sobre tela
Medidas: 0.85 x 1.25 m
Descripción:

Con Decoroso podemos recorrer paisajes de Argentina e Italia: desde la laguna Chascomús hasta el lago Maggiore. En esta oportunidad el artista nos presenta un óleo de dimensiones considerables y alta carga matérica, en el que se observa un paisaje montañoso. Los formatos de estas obras suelen ser apaisados para darle mayor amplitud a la escena que se muestra.

En la composición de esta obra, la superficie líquida aparece como protagonista y las montañas funcionan como un elemento de unión entre el cielo y la tierra. El artista ha querido representar un momento del día en que el sol se pone, se esconde detrás de las montañas del fondo y su luz dorada contrasta con los elementos, como la embarcación y el muelle, combinando diferentes luces y generando en el lago un espejo ondulante e imperfecto que confiere un aspecto teatral. Dentro de este contexto el hombre aparece muy pequeño, se lo puede observar con suma atención en la esquina inferior izquierda.

El escritor español Miguel de Unamuno supo escribir un soneto titulado de la misma manera que esta obra, que funcionaba como una expresión literaria para referir al carácter efímero del tiempo y de la vida: “Mira que van los días volanderos/y con ellos las lunas y los soles/ susurrando cual huecos caracoles/ marinos los susurros pasajeros”.

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